El concepto surgió con una investigación personal del artista que consistía en mantener el lenguaje propio de la vidriera como pintura sobre muro. Así, Juan Avellano respetaría visualmente los recursos propios de la técnica, es este caso el cemento, aprovechando que se pueden mantener zonas oscuras y diversos trazos, ofreciendo una mayor riqueza visual y flexibilidad en el dibujo mural.
Lo entregó como proyecto final en artes aplicadas al muro, obteniendo su segundo título de Técnico Superior en Artes Plásticas y Diseño. No hace falta decir que es Licenciado en Bellas Artes.
Obviamente éste concepto no pretende sustituir ni mucho menos la vidriera, pues sería absurdo creer que se pueden conseguir las mismas propiedades o características. No obstante, fue más allá de únicamente reflejar el lenguaje gráfico de la vidriera, y acompañó su investigación con colores fluorescentes y una iluminación consiguiendo que los colores aplicados sobre el muro, se iluminen.
Para poder conseguirlo, realizó un estudio exhaustivo de las pinturas existentes, su reacción con otros materiales o pinturas, en cuanto a sus mezclas o superposiciones en forma de veladuras, así como su efecto según la imprimación o base del soporte.
Anteriormente había estado trabajando los colores fluorescentes en un par de habitaciones del Hotel Santo Domingo de Madrid, con excelentes resultados.
Para poder pintar, Juan Avellano recomienda tener la suficiente luz oscura para ver cómo funciona el color, pero la suficiente visibilidad de luz blanca para poder ver los contornos, por eso lo primero es buscar un equilibro entre luces.
El color del que dependen el resto es el blanco, por lo que debería ser el primero en aplicarse. Algunos colores conviene aplicarlos con aerosol, debido a su intensidad lumínica y potencia de cubrición, pero la mayoría de acrílicos funcionan mejor. Ambos tipos de pintura pueden delimitados con rotulador de pintura de las casas de aerosol, para asegurarnos de la compatibilidad, así como el resto de las superficies oscuras que suplen al cemento con acrílico negro.
La aplicación del acrílico se ha procurado mostrar plana, al igual que las áreas cubiertas con spray. La investigación previa ha demostrado que no conviene hacer veladuras con acrílico, pero cuando hay que dar un mínimo de dos manos, se puede aprovechar para intervenir con diferentes colores adaptando el color para que quede más armónico. Se pueden también rellenar los espacios con rodillos, pudiendo incluso intervenir sobre el aerosol con otras capas que permitieran iluminar más al color.
Finalizada esta fase de relleno con los colores fluorescentes, se puede proceder a trazar las separaciones entre los colores con rotulador. Simultáneamente y para acabar se pueden dar dos manos de acrílico negro con brocha y pincel, remarcando los trazos que estuvieran necesitados de mayor potencia o relleno. En muchos casos por ejemplo, por no llegar el rotulador a cubrir la textura del soporte.
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