Pintar paredes de color liso es bastante sencillo, pero no es sólo coger el rodillo con pintura y aplicarlo a la pared. Para empezar uno elegirá en función de sus necesidades un tipo de pintura, ya sea al agua (látex) o al aceite (esmaltes). Para pared es preferible aquellas que transpiren, en este caso las plásticas al agua; que además secan antes y son lavables. El tipo de calidad y cualidades de la pintura dependerá de si es interior o exterior. Sea como fuere habrá tres tipos de pintura a su vez: mate, satinado y brillo.
Hay que tener en cuenta también la cantidad a usar. Lo mejor es ver el propio producto y ver cuántos metros cuadrados pueden pintarse por galón. Un galón equivale a 3,785L. Y dependiendo del tipo de pintura puede cubrir más o menos metros. Lo normal es que oscile entre los 25 y 50 m2. Pero para ello hay que aplicar varias manos, de hecho se puede aprovechar más la pintura cuantas más manos se den y más se estire. Las monocapa lógicamente gastan mucho más, por lo que se cubren muchos menos metros.
No hace falta decir que el color es vital en la elección, tanto para la decoración, como para la sensación y efecto en las personas (hablamos de psicología de los colores). A modo rápido, los tonos cálidos oprimen el espacio visual, mientras que los fríos (claros u oscuros solo en techos) amplían la habitación. Otra cosa a tener en cuenta es que las pinturas en seco tienden a oscurecer un poco, y sobre superficies amplias el color se verá aún más oscuro.
Hoy en día también existe la posibilidad de crear falsos estucos con pinturas especiales, abaratando mucho los costes, aunque si el proyecto es de envergadura, se recomienda hacer un buen uso del estuco.
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