El “pirorretrato” es un tipo de retrato creado por Juan Avellano, que consiste en quemar las líneas de encaje sobre el propio soporte de madera, y pintar posteriormente únicamente con acrílico marrón y blanco. Puede llegar a aplicar barniz en según qué zonas, aportando un tono diferente y para diferenciar espacios o componer. La madera puede ser protegida a posteriori si se requiere. El tono carne es el propio color de la madera, con su respectivo veteado.
Son obras que no permiten modificación; una vez se quema, no hay corrección posible. Y una vez entra el agua tintada entre las vetas, tampoco se puede solventar en caso de error. Es por ello que son obras de un gran carácter expresivo que requieren de un alto dominio técnico. Después de quemar las líneas, Juan Avellano lija y trata la madera para su pintado, y finalmente puede barnizar su obra.
La idea del producto surge como alternativa a otros estilos pictóricos y tras una larga investigación plástica. Debido a que los costes son bastante más elevados, se pretendió hacer un diseño más accesible a cualquiera.
En comparación con los precios del retrato tradicional, tiene un valor muy asequible por su escaso coste en materiales y su sencillez de ejecución una vez se llega al dominio de la técnica. El formato mínimo de un retrato es de 13 x 18 cm. y el autor lo ha valorado en 200 euros sin marco.
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